El cuello en Yoga

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Cuando empezamos a practicar yoga tenemos la imagen de asanas imposibles y de flexibilidad absoluta. Nuestro deseo de superación (y el ego, ¿por qué no decirlo?) nos empuja, a veces forzándonos más allá de lo deseado, a alcanzar esos objetivos propios de contorsionistas.

El resultado suele ser una lesión y la frustración de no poder alcanzar ese cuerpo 10 que imaginamos que nos da el yoga. La frustración la podemos trabajar más fácilmente, pero cuando se trata de lesiones físicas, la cosa ya cambia. Especialmente cuando hablamos del cuello.

Ciertas asanas invertidas (Sirsasana o postura sobre la cabeza), que suponen una gran reto, pueden sobrecargar las cervicales, ocasionando dolor muscular del cuello, cefaleas recurrentes, tensión crónica… Para evitar forzar el cuello y trabajar esas inversiones tenemos otras variedades:

Prasarita Padottanasana

Otras asanas que pueden ser altamente peligrosas son las que implican una hiperextensión del cuello, como ushtrasana o matsyásana, o bien las que implican una rotación, que si realizamos en exceso puede llegar a causar daños irreparables, como ictus o incluso la muerte. Estas lesiones son producidas por lo que se conoce como disección arterial cervical que interrumpe el riego sanguíneo al cerebro.

matsyásana

Por mucho yoga que hayamos hecho, no podemos saber si somos candidatos a sufrir dicha disección, por lo que la mejor manera de prevenirla es practicando de forma consciente, respetuosamente con nuestro cuerpo y sin forzarnos al límite, evitando extensiones o rotaciones excesivas que no aportan ningún beneficio a la práctica.

El yoga no son asanas imposibles para impresionar a nadie en Instagram. Es la escucha hacia tu cuerpo, la conexión con tu alma. Una práctica responsable te ayudará en tu bienestar a todos los niveles, incluso para prevenir y recuperarte de dolencias de cualquier tipo.

estheroliveros.es

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